viernes, 28 de enero de 2011

Paris Reidhead.

¿Quién sirve a Quién?



Quién puede negar que la predicación del evangelio ha sido tan distorsionada en nuestro tiempo que las personas llegan a Cristo sin saber realmente con quién están tratando.

Es triste reconocer que para muchas personas que se consideran cristianas, Cristo no es el Señor sino el siervo. Eso debido al engaño del humanismo.

El humanismo pone al hombre en el centro usurpando el lugar que le corresponde a Cristo.

Esta es una desviación demoníaca, que convence al hombre con la idea que Dios debe girar en torno a él.

Señor: ¡¡toma tu lugar, recibe el reconocimiento, servicio y honra que sólo a Ti pertenecen. Tus siervos nos postramos en sacrificio vivo a Tí!!