martes, 8 de julio de 2008

¡¡Oh, si rompieses los cielos y descendieras...!! (Isaias 64:1)

Este clamor de Isaias identifica a una minoría (que gracias a Dios es mayor de lo que alguna vez pensé), que está harta de tolerar lo que vergonzosamente hoy llamamos la obra de Dios y que SABE que si Dios realmente estuviera en medio de la iglesia como algunos "grandes líderes" dicen que está, a Su Presencia se escurrirían los montes.

Hoy el único que parece haberse escurrido de las iglesias es Dios Mismo, y cómo no, con toda la mundanalidad que se permite en ellas: Partiendo por un liderazgo que lo ha despojado de Su Señorío, que se siente más sabio que Dios aceptando lo que Dios desechó, llamando a lo bueno malo y viceversa, que en su falta de poder espiritual verdadero recurre a toda clase de trucos para atraer gente a las congregaciones, que ha instituido el "aceptar a Cristo" como la gran doctrina que asegura salvación (aunque Cristo mismo nunca le pidió a nadie que lo "aceptara" para ser salvo), gente que por lo demás aparte de haber "confesado a Cristo", no se ha convertido de sus malos caminos.

Ni hablar de lo que pasa dentro de las reuniones, aquello a lo que muchos llaman "un culto de Gloria", no es más que muchos saltos, unos pocos gritos, un mensaje dirigido a la autoexaltación y al éxito (en términos terrenales).
Usted ya sabe: que sea próspero, que tenga dinero, porque después de algunos cientos de años (unos dos mil más o menos) los nuevos "apóstoles" han descubierto que el plan de Dios es que seamos ricos. Lástima que los apóstoles del Señor no tuvieran la capacidad de revelación que tienen los "apóstoles modernos". ¡¡Qué ridiculez y ostentación pensar que hoy pueden tener más luz que la que ellos tuvieron después de haber visto "con sus propios ojos la luz, que es Cristo".
"Haz probado a los que dicen ser apóstoles y no lo son" (Apocalipsis 2:2)

Señor, me uno al clamor de Isaias: ¡¡Oh si rompieses los cielos y descendieras (otra vez), para que hicieres notorio Tu (Santo) Nombre a tus enemigos!! que hoy están dentro de la iglesia ocupando púlpitos, lobos vestidos de ovejas, que niegan tu Santa Palabra, que toleran la mundanalidad, que se han apartado de tí, y que han convertido tu casa de oración en cuevas de ladrones.

Haz que las naciones (y la iglesia) tiemblen a Tu Presencia. ¡¡Eso es avivamiento!!

3 comentarios:

Luis Enrique Alvarado dijo...

Buen articulo hermano y buen blog
Dios te bendice.
Atte.
Luis E. Alvarado M.

Jenny dijo...

Me uno al clamor de Isaias!!!! me uno a tu clamor!!!

Anónimo dijo...

muy buen blog!
es un articulo excelente
Dios le bendiga muchhoo!!!!