domingo, 6 de julio de 2008

¿Siervos o Señores de la Iglesia?

¿Te ha pasado que alguna vez diste con algo en la Palabra de Dios que nunca antes habías notado era tan importante para el Señor, y por ende, para tí?
Hay un mensaje importantísmo en el libro de Apocalipsis. Se encuentra en el capítulo 2, versículos 5 y 16, en los cuales el mismo Señor menciona algo que no aparece en ninguna otra parte de las escrituras: "las obras y la doctrina de los nicolaítas". Jesucristo mencionó dos veces que el aborrecía tanto las obras como la doctrina.
En ninguna otra parte Jesús dice aborrecer algo o alguien como en este caso específico. Sabemos que él aborrece lo malo, pero con nada fue tan específico como con esto.
¿Quiénes son los nicolaítas? Es una palabra compuesta que viene del griego nike, niko (conquistador, vencedor, que controla o prevalece) y laos (gente), así nicolaita significa "que conquista la gente".
El Señor manifestó su molestia con los líderes religiosos de su época. Le molestaba la falta de amor que mostraban por las personas (ovejas) y el exacerbado interés que tenían por ser vistos y reconocidos por la gente.
El Señor claramente manifestó que en el reino de los cielos el mayor es el que sirve y que él estaba como uno que vino a servir. Nos dejó ejemplo para que sigamos sus pisadas.
Los apostoles, Pedro y Pablo nos recalcaron que la autoridad recibida era para edificar la iglesia y no para enseñorearnos de ella. Que debíamos apacenta la grey, y no esperar que la grey nos apaciente a nosotros.

La doctrina nicolaita es una doctrina de control sobre la congregación, donde hay superiores (líderes) e inferiores (grey). Esto no acompaña el sentir apostólico y mucho menos el del Señor, quien en efecto no caminaba sobre las ovejas sino entre las ovejas.

Me temo que no le hemos puesto suficiente atención a las palabras del Señor y que muchas veces, sin darnos cuenta, hemos extralimitado nuestra autoridad cayendo en el autoritarismo y perdiendo el norte: somos colaboradores en la obra y no los dueños de ella.

Veo la iglesia primitiva con un liderazgo genuino, del Espíritu. Hombres con discernimiento y visión de Dios (¡¡dos cosas que por Dios que hacen falta!!) y que tenian muy claro lo que creían. lo que se esperaba de ellos y hacia donde debían ir

Líderes verdaderos que no obligaban, ni usaban trucos ni amenazas para retener a los creyentes. Simplemente poseían carácter, carisma, un norte claro y definido que hacía que otros se sintieran identificados y lo suficientemente inspirados como para seguirles aun a costo de sus propias vidas.

Ellos confiaron en Dios, usaron los métodos y las armas de Dios, no hubo intimidación ni abuso de autoridad para lograr que los seguidores entendieran la visión celestial. Fueron siervos, igual que Cristo: ¿Igual que nosotros?

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